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Marina Núñez

Palencia
1966

ST (Monstruas), 1997–1998
Óleo sobre lienzo
235 × 136 cm
Inv. CE0071

Col·lecció del Museu d’Art Jaume Morera
Fons Centre d’Art la Panera


Marina Núñez dice que pinta porque no puede escribir. Este hecho explica tanto la densidad teórica subyacente en sus obras como su poder narrativo, que en muchos casos podrían ser vistos como fragmentos de una historia más extensa o fotogramas de una película de terror o ciencia ficción. Los trabajos de los años noventa toman como fuente el psicoanálisis; ahora bien, la lectura que la artista hace parte de un posicionamiento que rebate el argumento lacaniano según el cual la mujer queda relegada a la invisibilidad, de forma que reivindica la condición femenina, en un mundo que históricamente, y todavía hoy, a menudo, excluye y margina a las mujeres.

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Sin título (Ciencia ficción), 2003
Infografía sobre aluminio
125 × 306 cm
Inv. CE0072

Colección del Museu d’Art Jaume Morera
Fondo Centre d’Art la Panera


Entre 1998 y 2003 Marina Núñez trabajó en la serie Sin título (Ciencia ficción), que nos remite a su interés por la narrativa y por imaginar sus imágenes como párrafos literarios, como momento de un cuento, en las que domina la ficción y el terror. Por esta razón, sus referentes literarios son, por un lado, escritores de ciencia ficción (William Gibson y Greg Bear) y, por otro, destacados nombres de la literatura de terror (Edgar Allan Poe y Mary Shelley). Para llevar a cabo esta serie, la artista se interesó por la figura del cíborg, un ser humano con componentes artificiales que ella, a pesar de la apariencia asexuada que le otorga, siempre deja claro que se trata de un cuerpo femenino.