Saltar al contingut Saltar a la navegació

ORIOL MIRÓ. ESTO ES CALIGRAFÍA

A cargo de Anna Roigé

Espai Transversal + Espai MiniPanera + Centre de documentació

Caligrafía es nuestra escritura a mano, la escritura que forma parte de nuestro lenguaje gráfico. Es nuestra identidad personal y también cultural y geográfica. Está dentro de nuestra geografía humana y física. Y nosotros estamos dentro de ella. Nos materializamos en la escritura; desde el pasado nos hace presentes y nos proyecta hacia el futuro.

La caligrafía, pues, es un legado que nos llega desde nuestra historia y que trasladamos hacia delante. Es una materialidad del territorio y de los puentes entre territorios, cruzando geografías entre distintas culturas y tradiciones de escritura.

En el mundo hipertecnológico de hoy en día, tenemos herramientas que nos dan un resultado muy inmediato. Parece que no tenemos tiempo para esperar, cultivar, crecer, perseverar y recoger; volver a cultivar, crecer, perseverar, recoger… Nos hemos acostumbrado a obtener una causa-efecto muy rápida. Pero esta velocidad hace que todo tenga una caducidad muy rápida, también. Paradójicamente, eso hace que valoremos el proceso allá donde lo hay, el proceso como diferencia de todo el resto, de todo lo inmediato.

En la caligrafía, el proceso es lo más importante; la práctica es el valor. No buscamos obtener resultados, sino que el objetivo está en el recorrido que hemos hecho y en el camino que podemos seguir haciendo. La práctica es lo que da solidez al trabajo.

Parte de este proceso es saber cómo ha evolucionado nuestra letra a lo largo del tiempo. Los manuscritos románicos catalanes nos llegan como una herencia que apela a nuestra identidad. Visitamos los archivos y estudiamos sus manuscritos; nos ponemos en la piel de la persona que escribió, cogiendo su pluma y sintiendo su latido en cada trazo. También esas personas eran conscientes de nuestra presencia de hoy. Vivieron aquí con nosotros, en los mismos pueblos y familias. Su latido es el nuestro. Con la caligrafía practicamos la historia, hacemos arqueología desde la práctica, buscamos lo que no se explica en los libros y recuperamos las formas de escribir que tenemos en nuestra casa y que habían sido olvidadas.

Sin embargo, a pesar de la belleza de esos manuscritos románicos y el sentimiento de pertenencia que nos despiertan, no queremos copiarlos ni imitarlos. El conocimiento de los archivos nos da fuerza, no límites. Nosotros tenemos que hacer nuestro trabajo, tenemos que escribir nuestras letras con nuestras herramientas. Esta es la parte del proceso más intensa, personal y pasional.

A la hora de escribir, aparece un componente emocional, que empieza con la elección de los textos. Cuando escribimos un texto, establecemos con él un vínculo mucho más profundo que simplemente con la lectura. Lo leemos, lo mantenemos en la memoria y lo vemos aparecer desde nuestra mano.

Cuando la escritura, la caligrafía, se realiza desde la práctica constante, la concentración y la atención plena, se convierte en meditación. Decidimos escribir un texto porque queremos fusionarnos con él. Lo escribimos porque nos ayuda a crecer y porque, a través de la concentración, conseguimos dejar atrás los estados conscientes.

En esta exposición podréis ver mi proceso. Están algunas de mis herramientas y algunos de mis cuadernos de trabajo. Vais a ver también mi proyecto presente, los Llibres de meditacions, en el que cojo textos budistas y les doy la forma que siento que me piden.

No tengo la facilidad de la palabra. O, como mínimo, no sé decir palabras suficientemente buenas como para que deban ser leídas por otras personas. Escribo textos budistas que me han ayudado a querer ser mejor ser vivo, más atento, más paciente y compasivo. Si los escribo, no es porque quiera que otras personas también se sientan atraídas por el budismo, sino que lo hago para recordar quién quiero ser y para sostener mi conocimiento.

La caligrafía es respeto por cada gota de tinta, gratitud por todo lo que aprendemos, amor por cada letra que hacemos y desaparecer dentro de nuestro trabajo.

Oriol Miró Genovart

Ficheros